Alex Proyas, Director de la película de culto “El Cuervo” y la taquillera “Yo, Robot”, ha creado un mundo de tinieblas, sombras, oscuridad y dobles entendidos donde no todo es lo que parece, de hecho lo más seguro es que no lo sea.
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Alex Proyas, Director de la película de culto “El Cuervo” y la taquillera “Yo, Robot”, ha creado un mundo de tinieblas, sombras, oscuridad y dobles entendidos donde no todo es lo que parece, de hecho lo más seguro es que no lo sea.
En 1994 este director con la ya citada “El Cuervo”, adaptación del cómic de mismo nombre obra de James O´Barr y editado por la conocida Dark Horse, demostró su facilidad para moverse por terrenos oscuros donde otros se perderían y realizando películas de excelente calidad (aunque incluidas dentro de los terrenos menos comerciales y habituales que mucha gente frecuenta).
Este film cuenta con un guión solido, aunque muy complejo, donde se nos narra como la vida que tenemos y todo aquello que nos es querido no es real, todo es un experimento realizado por otra especie llamada Los Ocultos (con un asombroso parecido al Nosferatu de Murnau) con la intención de encontrar el alma humana y así poder evoluciones y salvarse de la extinción a la que están condenados. Como todo aquel que realiza experimentos sienten que todo está bajo su absoluto control, hasta que una “cobaya” llamada John Murdoch (y que interpreta Rufus Sewell) no ha sido correctamente imprimada y se despierta fuera de su control.
A este terrible argumento (que más tarde sería revisado en “The Matrix” de los hermanos Wachowski) le acompaña una muy buena iluminación, o quizá sería mejor decir que es una muy buena falta de iluminación ya que lo que prima en esta película es una continua atmósfera gótica y como tal oscura y tenebrosa.
Desde la primera escena hasta la última los tonos, trajes, luces son oscuros creando así una terrible sensación de opresión sobre el espectador que se encontrará incómodo durante todo el metraje de la película.
Claro, que esto no siempre es así; existen algunas escenas como los recuerdos de la infancia o cuando son libres del dominio de Los Ocultos que los colores son brillantes y las luces vívidas, por supuesto este efecto se usa como auténtica contraposición entre estas dos situaciones, el control que ejercen Los Ocultos y la libertad cuando estos ya no existen, siendo al espectador muy fácil relacionarlos en este aspecto.
Podemos ver un claro uso y predominio de los tonos azulados y verdosos en numerosa escenas de la película (algo que también sería usado en la ya citada “The Matrix”) que ayuda a crear esa atmósfera opresiva que ya hemos comentado. El manejo de estos tonos junto a unos buenos encuadres y con la ayuda de varias maquetas, nos hacen creer que todas las noches a las doce en punto la ciudad se recrea sobre si misma creciendo edificios que antes no existían y cambiando totalmente la vida de la gente.
Sería un error afirmar que Alex Proyas es un visionario por esta película (claro que también seria un error realizar una afirmación tan tajante) ya que podemos ver diversas influencias en ella bastante destacables. La primera sin duda es esa genial película de ciencia-ficción llamada “Blade Runner” que dirigió Ridley Scott basándose en una obra del conocido autor P.K Dick, también encontramos claras referencias a ese género conocido como Ciberpunk, las influencias del anime (cine de animación japonés, que en muchas ocasiones se infravalora de forma increíble) son claramente notables en muchos de los planos e ideas de escenas de este filme, la saga de George Lucas (la archiconocida “Star Wars”) también está reflejada en esta película en el Sr.Libro (el jefe de Los Ocultos) con un aspecto sospechosamente al villano Darth Vader y por supuesto la serie de cómic “Sin City” de F.Miller de la que desarrolla la base de su estética.
Quizá lo que más destaque de toda la película sea como en ningún momento pensamos en el sol y en que todo es oscuro; esto se debe al genial uso de la iluminación que a pesar de basarse en sombras y oscuridad nos permite seguir perfectamente la trama sin resultarnos incómoda en ningún momento. Las luces verdosas nos provocan siempre una sensación incómoda (muy parecida a la terrible “The Cube”, aunque algo más suavizada) en la película y no será hasta el final, cuando veamos la luz del sol por primera vez (seguramente igual que los personajes) cuando nos sintamos liberados y podamos volver a nuestra vida.
Ya hemos comentado que esta obra se basa e un sólido guión al que acompaña de forma exquisita la iluminación dándonos una estética terrible y angustiosa, pero como siempre todo esto se sostiene por las actuaciones. De todo el reparto destaca el siempre estupendo William Hurt como el Inspector Frank Bumstead, quien es el encargado del caso de asesinato del que es presunto culpable nuestro protagonista, y Kiefer Sutherland como el Dr. Daniel Schreber, sin olvidarnos de Richard O’Brien como El Oculto Sr.Mano
Personalmente es una película que me parece apasionante y que toda persona que quiera dedicarse al mundo del cine debería ver como un ejemplo de una iluminación extrema muy bien llevada.
Existe una frase que me gustaría poner antes de terminar, ya que me parece que resume muy bien la película (además de ser la base de la conocida Pitch Black)
“Todos tenemos miedo a la oscuridad” - Si yo no me lo creo es imposible que los demás se lo crean - Alex Proyas -
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